
Las posiciones que adoptamos durante la dilatación pueden influir negativa o positivamente tanto en el dolor como en el progreso del parto.
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Imagen vía keungzai.com |
Cuando tenemos libertad de movimiento instintivamente escogemos la mejor postura: aquella en que sentimos menos dolor y que además es la más óptima para el bebé-
Gracias a las hormonas del parto las mujeres nos deshinibimos y nos conectamos más intensamente con nuestro cuerpo, pudiendo adaptar la postura en cada momento según lo necesitemos.
Si imaginamos la pelvis como un “tubo” por el que el bebé tiene que descender para nacer, debemos pensar que este tubo no es igual por todas partes, sino que tiene diferentes curvaturas y diámetros por los que el bebé tendrá que ir adaptando su postura para pasar a través de ellos.
A medida que la dilatación va avanzando, la cabeza del bebé va descendiendo y de forma instintiva las mujeres adoptan diferentes posturas para facilitarle el paso al bebé. El dolor nos ayuda a saber dónde está el bebé en cada momento y cuál es la mejor postura para ayudar al parto.
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