
.
Los últimos días, o semanas, del embarazo todo cambia. Físicamente, anímicamente e incluso espiritualmente.
Cansancio, piernas hinchadas, dolor, cérvix abriéndose.
Miedo, emoción, estrés, “ya no puedo más”.
Limbo entre mi vida actual, ésta que conozco, y mi nueva vida: estoy naciendo como madre, transformándome en una persona nueva.
Esta fase es real, entran en juego niveles hormonales diferentes a los que que hemos sentido el resto del embarazo, es un paso previo al parto y, como tal, hay que pasarlo y te aconsejo que lo sientas, que no quieras que pase rápido, que lo tengas presente y aproveches las enseñanzas que te proporcionan esta nueva etapa. Oxitocina, relaxina, prolactina, cortisol… recorren ahora tu cuerpo en distintas cantidades proporcionándote nuevas sensaciones.
A pesar de que lo tienes todo listo y preparado, toca un tiempo de espera. Puede que no sea deseado, pero es necesario. Cuando sientes ese cansancio y estrés típico de los últimos días antes del parto significa que has entrado en esta nueva fase de “espera”. Y está bien que la identifiques como lo que es: una nueva fase en tu embarazo, que durará unos días (que a veces se transforman en alguna semana que se hace eterna) y puedes aceptarla en lugar de resistirte a ella.
Puedes sentir esta nueva etapa, pensar en ella, puedes escribir cómo te sientes, gritarlo cuando estés sola en casa. Date espacio a solas si lo necesitas, organiza salidas y reuniones si necesitas distraerte, disfruta de las últimas horas de tu vida conocida. Date permiso para seguir tus instintos, para hacer lo que te pida el cuerpo.
Sabemos identificar muy bien la parte física de estos últimos días: dolor en la pelvis, vejiga “aplastada”, pies hinchados, pezones sensibles, y una barriga enorme que hace que ponerse los zapatos sea toda una aventura. Pero no alcanzamos a comprender la vulnerabilidad que las mujeres sentimos en esta etapa. Por eso es un tiempo tan complicado y confuso. Pero lo comprendamos o no, es una fase diferente a nivel físico y emocional, y es una fase necesaria antes del nacimiento.
El nacimiento de un bebé, de una madre, es un viaje que necesita tiempo y espacio de preparación. Nuestras células, nuestra mente y nuestras hormonas lo saben y se preparan para ello, seamos o no conscientes. Si no reconocemos esta fase como real podemos sentirnos tentadas a no pasar por ella: una inducción da una falsa sensación de control. No estamos acostumbradas a esperar sin hacer nada, tenemos miedo, nos falta confianza. Pero esta fase de espera es real y necesaria. Tranquila.
Deja una respuesta