
Lo primero y más importante: sí, podemos escoger (sí, incluso en la sanidad pública, podemos parir en el hospital que más nos guste).
¿En qué debemos fijarnos para escoger?
Bueno, teniendo en cuenta que el parto cuando menos complicaciones presenta es cuando menos se interviene, pues tenemos que buscar esto: un hospital poco intervencionista.
¿Y qué quiere decir esto? Pues un lugar donde permitan que el parto se desarrolle a su ritmo, sin acelerarlo, donde nos dejen ELEGIR: poder moverse libremente, poder usar la bañera para llevar mejor las contracciones, tener la compañía de quien queramos, uso de alternativas para el alivio del dolor (y no sólo epidural) si lo necesitamos.
Y ¿de dónde podemos sacar todos estos datos? Hablando y preguntando a las matronas y ginecólogos que trabajen allí, en las consultas previas que tengamos durante el embarazo, podemos obtener la mayor parte de la información que necesitamos.
Ejemplos de preguntas que podemos hacer:
– tasa de cesáreas del hospital (a más cesáreas, más intervencionismo, o sea, pinta mal. La tasa de cesáreas recomendada por la OMS es del 15%, la media en España es del 24.9 %)
– ¿la sala de dilatación es la misma que para el expulsivo?, es decir, desde que llego tengo mi habitación y ahí mismo nacerá mi bebé. Si tengo que andar cambiándome de sala para dar a luz perdemos la intimidad, la seguridad, la confianza… perdemos muchas de las cosas necesarias para que el parto sea natural.
– métodos alternativos para el dolor: si disponen de bañera, si utilizan música, aromaterapia, inyecciones de agua destilada, infusiones… También podemos preguntar la tasa de epidurales que tienen, puede darnos una idea de si realmente tenemos libre elección para utilizarla o hay “presiones” camufladas para que te la pongas.
– libertad de movimiento durante la dilatación y expulsivo: tan importante como que marca la diferencia entre un parto normal y uno patológico. El movimiento ayuda a la dilatación y favorece que el bebé descienda por el canal del parto; la libre postura en el expulsivo baja la incidencia de desgarros. Y por supuesto el movimiento y la postura libres minimizan el dolor, y, por tanto, la necesidad de utilizar medicación.
– episiotomía: a evitar. Infórmate de la tasa de episiotomías que realizan, esta no debería ser superior al 30%. La única razón para realizar una episiotomía es una emergencia, es decir, que haya que terminar el parto ya por razones de salud. Para el resto de los casos, un desgarro siempre es mejor que una episiotomía.
Pero no sólo es importante la parte del parto, el postparto es igual de importante, así que habrá que ver si separan al bebé de su mamá en algún momento: nunca es necesario (en un parto normal, con un bebé sano) separar al bebé, todas las valoraciones que tengan que hacerle serán contigo al lado. además de no necesaria es perjudicial la separación: el contacto piel con piel durante las primeras dos horas postparto favorecen la lactancia materna, la termorregulación del bebé, el vínculo afectivo madre-hijo y disminuye la depresión postparto. El trío mamá-bebé-papá deberían poder estar juntos siempre que lo deseen. Hay hospitales en que incluso en las cesáreas permiten esto.
Otro factor a tener en cuenta es si favorecen la lactancia materna: que el bebé esté siempre contigo es indispensable para que la lactancia funcione (si hay una sala donde cuidan del bebé mientras la mamá “descansa” no están favoreciendo la lactancia), si hay matronas disponibles para ayudarte en las primeras tomas, si regalan o no muestras de leche artificial o chupetes,… aunque parezca mentira todo esto nos muestra qué grado de implicación tiene el hospital con la lactancia materna.
Como nota final ya sabes que también hay casas de partos, y partos en casa, opciones de las que hablaremos largo y tendido más adelante.
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