
¿Qué significa la palabra consciente? No es más que saber, o sentir, lo que está sucediendo en nuestro cuerpo y en nuestra mente en este viaje de la maternidad. Aceptar q la maternidad nos transforma, y poner nuestras expectativas y creencias sobre la mesa, para discernir cuáles de ellas son realistas y válidas para nosotras.
El embarazo, el parto y la maternidad en sí misma transforma nuestro cuerpo, nuestra forma de pensar, de relacionarnos… trastoca toda nuestra vida, y hacernos conscientes de que ya no seremos las mismas puede ayudar, y mucho, a vivir con calma toda estos procesos.
Cualquier momento es bueno para revisar creencias y desterrar mitos, pero para mi el momento ideal es el segundo trimestre, ya pasan los miedos en torno a la viabilidad del embarazo, ya nos encontramos mejor y estamos menos cansadas que en los primeros meses. El tercer trimestre podemos reservarlo para pensar en el parto. Ahora, en el segundo trimestre, aprovechad para la conexión, con vuestro cuerpo y con el bebé. Y también con vuestra pareja, porque esa es otra de las cosas que cambian, y mucho, con la maternidad, la relación de pareja.
Volviendo a las expectativas: durante el embarazo nos venden cremas para que no nos salgan estrías, fajas postparto para estar estupendas, multivitamínicos para seguir con nuestra vida habitual. Hay cremas reductoras especiales para el postparto, y en las revistas nos dan consejos para recuperar nuestra vida sexual después del parto (q no te engañen, si tu vida sexual no es la misma tras tener un bebé NO tienes un problema, más me preocuparía si acabo de ser madre y todo sigue igual). Nos imponen unos estándares que ninguna mujer somos capaces de cubrir, así que por favor, has de saber que: crecerán tus pechos, tus caderas y tu barriga, puede que te salgan estrías por estas zonas, la melanina se incrementa durante el embarazo, así que quizá te salgan manchas en la cara o en el escote que no desaparecerán con la crema milagrosa que te venden. Engordarás unos cuantos kilos y probablemente tardes en bajarlos más de lo que tardaste en cogerlos.
Y ahora, por favor, haz un STOP en tu mente, olvida los cánones de belleza absurdos y piensa en tu madre, ¿la necesitabas perfecta? ¿siempre arreglada y sin kilos de más? ¿O simplemente la necesitabas? Seguro que te parecía la mujer más guapa del mundo, y no importaba que se le hubiera caído el pelo a puñados en el postparto, te encantaba peinarla o acariciarle el pelo.
Ahora tienes algo más importante que ser mujer-revista, tienes el papel más importante de tu vida: ser madre. Olvida a las modelos y siéntete guapa como estás. No digo que no saques un huequito para cuidarte, por supuesto hazlo, cómprate ropa con la que te sientas bien y cremas para mimarte si eso te gusta, pero hazlo por ti, por vosotros, no porque la sociedad lo imponga.
Segundo punto a revisar: vida de pareja, vida social,… es decir, lo que era tu vida antes. Ya no será así. No podrás tener citas ni momentos románticos, no serás la mejor en tu trabajo ni llegarás a tiempo a todas las reuniones, faltarás a las cenas con tu grupo de amigas y por supuesto pasará mucho tiempo hasta que vuelvas a bailar en la disco. Ser madre te cambia la vida, y no es una frase hecha. Quizá todavía pienses que tu vida no va a cambiar, quizá cuentes con mucho apoyo familiar con quien piensas dejar al bebé los momentos en que “necesites” ser la de antes, pero no funciona así.
Ser madre no es una parcela de tu vida que puedas dejar en pausa y continuarla cuando vuelvas. Tu hijo te necesitará a ti y sólo a ti, serás insustituible para él, y te darás cuenta de que tú también le necesitas. Porque te sentirás vacía si no estás con él. Porque tú también llorarás cuando le dejes con los abuelos o en la guardería. Porque en el trabajo estarás pensando en si estará o no comiendo bien sin ti. Porque las noches ya no serán para dormir plácidamente.
Porque si miras bien adentro de ti, sentirás lo que sentimos muchas madres: mi lugar es estar con mis hijos, esa es mi vida ahora, el resto puede esperar.
Y tu vida social se convertirá en tu relación con tu bebé, con tu niño: vivirás la relación más intensa que has tenido jamás. El amor incondicional que sentiréis el uno por el otro te hará llorar, te hará reír, te hará suplicarle a un bebé de meses, te removerá tanto por dentro que te quedarás sin respiración si sientes que sufre…
Así que por nada del mundo dejarás que sufra si sigues tu instinto: no podrás dejarle llorar, por mucho que te digan que eso es lo mejor para él, que sino le mal acostumbras. Algo dentro de ti te dirá que no es posible que sea bueno para nadie sufrir, ¿verdad? Tu no podrás ser supernanny con tu hijo, porque no es una cuestión de causa-efecto, la relación de un niño con su madre implica mucho, remueve mucho en ambos, y demostrando respeto y amor le estamos enseñando mucho más que castigándole para que “aprenda” la lección que sea.
Así que hazte consciente de tu maternidad: te animo a que revises tus creencias, a que planees cómo quieres entrar en el mundo de las madres, porque no hay marcha atrás. Serás la guía para tu hijo desde el momento en que nace, incluso ya desde el útero él siente lo que tu sientes. Tú decides qué es importante en tu vida, y en la vida de tu hijo. Revisa bien adentro de ti. Suerte.
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