
Y en este post no voy a enumerar todos los riesgos de la epidural, ni voy a decirte las razones para no ponértela, lo que quiero contarte son las razones por las que es bueno y necesario sentir dolor en el parto.
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- Las contracciones hacen que te muevas, te mantienen activa y con tus movimientos permites que tu bebé también se mueva y se vaya colocando, vaya rotando a través de tu pelvis para poder nacer. Al sentir dolor adoptarás distintas posiciones para sentirte más cómoda y, además de ir cambiando de posición, probablemente escogerás posturas en las que puedas estar balanceándote, con la pelvis libre (de pie, de rodillas, de cuclillas…). Gracias a eso tu bebé podrá ir acomodándose por el canal del parto más fácilmente.
- La descarga de endorfinas que sufre tu cuerpo cuando sientes dolor, llega también a tu bebé. ¡Son las hormonas de la felicidad y del placer! Estas hormonas (que no se liberarían en tu cuerpo si tuvieras puesta una epidural) hacen que sientas menos dolor y, quizá hacen que para tu bebé sea también más sencillo el trabajo de parto.
- El poder sentir te mantiene alerta, y un incremento súbito de ese dolor hará que te des cuenta inmediatamente de que algo no va bien, para poder poner los medios adecuados para remediarlo.
- Sentir los pujos hace que tú misma puedas regular cuándo empujar y cuándo descansar, haciendo que éstos sean más eficaces y evitando la fatiga propia del expulsivo con epidural.
- Ese dolor produce una unión emocional madre-hijo, desconecta a la madre del mundo exterior y hace que una vez el bebé haya nacido el vínculo ya esté forjado.
Si te enfrentas al parto con una mente abierta y positiva, sin miedos y con mucha información, saldrás fortalecida y con un sentimiento de orgullo, de victoria y de poder que te acompañará durante todos los momentos difíciles de tu vida.
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